La película nos introduce vuelo directo a París. Nos lleva de paseo por sus calles y hace que nos encontremos con un dealer de heroína que esta haciendo delivery a altas horas de la noche, ahí nos presenta a Louis y Mousse que están totalmente destrozados a causa de las drogas (refugio donde se sumergen los personajes para hacer más llevadera la realidad). En ese momento imágenes ralentizadas, semejantes al estilo de producciones de moda, invaden la pantalla.
Luego nos transportamos a las costas de Francia donde la historia va teniendo otro sentido y otra dirección. Mousse, embarazada, viviendo en una casa (El refugio) sola, hasta que la visita del hermano de Louis, Paul, le cambiará su soledad absoluta por algo de compañía y diversión.
Por momentos en el film hay imágenes que simulan ser fijas, el personaje no se mueve, son solo unos segundos, pero nos remiten a fotografías, en su concepto y en su estética. Podrían ser y significar, un refugio donde se ubican los personajes para salir de la desprotección y del vacío existencial de sus vidas.
El director Francois Ozon crea momentos bien logrados en donde se generan distintas atmósferas con la justa medida de drama e ironía. En varios momentos, durante los diálogos, se corta el clima logrado, pero para mostrarnos las dificultades de los personajes a expresarse entre ellos.
El tema musical del film juega un papel importante para los personajes Mousse y Paul. Son ellos los encargados de cantar el tema, que es una melodía con tintes melancólicos que ayuda también a toda la atmosfera de esta buena pieza del cine francés actual.
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