Interesante historia esta que plantean los hermanos Coen sobre el Bien y el Mal, o sobre sus representantes religiosos Dios, y el Diablo. La frase inicial y la pequeña historia introductoria nos adelanta la acción, aunque no de manera directa claro, pero si de una manera artísticamente metafórica.
La banda de sonido con Jefferson Airplane con su tema “Somebody to love” nos introduce verdaderamente en lo que va ser la película y la trama principal. Luego como leiv motiv instrumental escuchamos unos pequeños pero sutiles acordes que se reiteran a lo largo de la película en distintas situaciones, que marcan la estructura del film.
La historia tiene tiempos lentos a lo que estamos acostumbrados, incluso en otras películas de los Coen el tiempo fluye de una manera distinta.
Humor negro, ironía, sarcasmo y acidez al estilo Cohen, es lo que sobra y marcan el relato poniendo comicidad en situaciones realmente embarazosas o que de gracia no tienen nada, pero la forma sutil y original de contarlas hace que el publico sonría y hasta ría a carcajadas por momentos.
Ethan y Joel Coen nos cuentan en una fabula moderna, temas universales y antológicos como el Bien (Dios), y el Mal (Demonio).
Hacer el bien, lo correcto, lo que dicta la sociedad, es lo que hace el profesor Lawrence 'Larry' Gopnik el sufrido protagonista, el bien esta representado por los rabinos, la familia, el trabajo, el hogar, el barrio, auque solo sea una visión superficial de las cosas…
El mal y sus tentaciones son representados claramente en personajes como la vecina (la señora Samsky) y el alumno (Clive). Pero también están presentes y ayudan al desequilibrio de Larry, el hijo (Danny), la hija (Sarah), el hermano (el tío Arthur), la mujer (Judith) con su futuro posible marido (Sy). Están ahí para poner a prueba al protagonista. Todos los actores en muy buenas representaciones de sus personajes, con un guión realmente inusual y distinto.
Las escenas del principio y del final nos hablan, con un montaje paralelo, lo que les sucede tanto el padre como al hijo. El final vuelve sobre el principio, volvemos a escuchar a los Airplane, vuelve el mismo estilo de montaje, pero ahora el hijo ya paso de la niñez a la adultez y ya esta listo para algo más, algo así como la herencia que su padre le dejó. Los sueños del protagonista funcionarían como el negro devenir, adelantan y de alguna manera nos anticipa el tornado. Tornado como fuerza de la naturaleza (Dios) como castigo divino sobre los hombres por sus acciones desafortunadas sobre la Tierra.
Y para sacarnos una sonrisa, en un momento que se supone preocupante, los directores nos regalan esa canción que venía sonando. Corte a negro. Créditos.
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